Reseña Histórica
La comuna de Pelluhue (en mapudungun tierra de Choros) se ubica en la costa de la provincia de Cauquenes, en
Sin duda que esta cantidad de poblados se debe a su realidad geográfica, la que ha determinado el crecimiento y características de la comuna. Los asentamientos principales se ubican en las planicies litorales costeras, los que se conectan hacia el interior con poblados ubicados en las cuencas de esteros y ríos, para finalmente rematar en los poblados interiores ubicados en las faldas de
Su municipalidad, tiene asiento en el poblado de Curanipe. Desde el punto de vista eclesiástico, pertenece a
Pelluhue ya existía como caleta de pescadores e incipiente balneario costero antes de la creación de la comuna que lleva su nombre. Por su parte, Curanipe tenía una muy antigua tradición como puerto menor y balneario marítimo de cierta prosapia, desde mucho tiempo antes de pasar a ser cabecera de la comuna de Pelluhue. Ambos poblados fueron parte de la comuna de Chanco. La comuna de Pelluhue fue oficialmente creada el 26 de octubre de 1979, al separarse de Chanco.
LUGARES DE INTERÉS TURÍSTICO
Sus atractivos turísticos son evidentes desde que se ingresa a esta hermosa comuna:
El Mariscadero es la primera playa; un villorrio tranquilo con extensa playa donde además se puede disfrutar de la presencia del río del mismo nombre que allí desemboca en el océano. Es un lugar plácido que invita al descanso. En 1994 en la localidad de Mariscadero, se encontraron restos fósiles que, según los expertos, corresponderían a los de un plesiosaurio, reptil marino que vivió hace 65 millones de años y que fue contemporáneo a los dinosaurios. Dos kilómetros más al sur nos encontramos con el balneario y caleta que dan el nombre a este lugar de choros.
Pelluhue Se caracteriza por una costa en forma de entrantes que permiten la existencia de atractivas playas con oleajes relativamente suaves, aguas sin contaminación y arenas finas y grises, además de una abundante variedad de pescados y mariscos y, hermosos roqueríos como “
Destaca El Festival de
En la quincena de febrero terminan las actividades con
Destacan en este balneario la caleta de pescadores artesanales Los Botes con coloridas embarcaciones donde se puede comprar toda clase de pescados y mariscos recién extraídos del mar.
Siguiendo por
A siete kilómetros y siempre por una asfaltada carretera y un bello panorama de mar y montaña se encuentra el antiguo balneario de:
CURANIPE.
curanipe (que significa “piedra negra”), capital de la comuna, el poblado más antiguo con un pasado portuario que data del año 1850, cuando vivió su esplendor como uno de los puertos más importantes del país, paso obligado de comerciantes y navegantes extranjeros que además permitió el auge de los faluchos (conocidos como los faluchos maulinos) fabricados en astilleros maulinos que entonces se vendían al Perú.
En 1920 Curanipe dejó de ser puerto. Hoy es un concurrido balneario emplazado frente a una extensa bahía conocida con el nombre de
Curanipe ofrece además las bondades de su caleta con mariscos y pescados y un surtido de prendas de lana bruta tejidas por hábiles artesanas de las montañas que generación tras generación continúan el oficio de sus antepasados.
RÍO CHOVELLÉN.
Se caracteriza por ser amplio y poco profundo, apto para la natación y pesca deportiva en la modalidad de lanzamiento o “soinning”, con pesca de trucha salmonidea. Su entorno corresponde a lomajes suaves destinados a cultivos tradicionales. Cercano a su desembocadura existen unas cuevas profundas y extensas que han motivado todo tipo de especulaciones y fantasías llegando a decir que sus túneles conducen hasta las Termas de Chillán y fueron el pasadizo y escondite de los Pincheira.
CARDONAL.
Acceso principal: Desde la ciudad de Cauquenes, se puede acceder hacia la costa por la ruta pavimentada M – 50, recorriendo
Descripción: Caleta Cardonal se localiza al sur de la desembocadura del río Chovellén, con aguas cristalinas provenientes desde la cordillera de
CHOVELLEN.
Desde Cardonal se dobla hacia la montaña y a
Poéticamente Chovellén es:
“legendario coloso de sombrero verde
colindante entre océano y montaña
con alma de copihue enredado entre pinares
¿ qué marino de extranjera estirpe
dejó su rubia ancla en tus zagales?..."
SALTO DE AGUA.
A nueve kilómetros al sur de Curanipe y a
PLAYAS DE TREGUALEMU.
La playa de Tregualemu a
ARCOS DE CALAN.
Cercano a esta playa se puede admirar una roca perforada en forma de arco. Una formación geológica, caracterizada por la horadación de rocas, da lugar a vías de acceso del oleaje en marea alta, da paso a la arquitectura divina emplazada en el territorio comunal, denominado Arcos de Calán, es un sector con varios miradores naturales y senderos, aunque de difícil acceso y limitado en su uso por encontrarse en dependencia privadas, se puede fotografiar y disfrutar de esta hermoso terreno.
En el sector de Tregualemu hacia las montañas encontramos:
La fauna silvestre presente en sus bosques se encuentra compuesta en su gran mayoría por aves como Torcazas, Aguiluchos, Zorzales, Perdices, Peucos, Loicas, Chercanes, Tiuques y Cachuditos, entre otros.
MITOS Y LEYENDAS
EL POZO DE ORO
Versión de Don Juan Recabal Jeldres 74 años habitante de
Su madre contaba, que un torito con cachos de oro siempre se bañaba en el pozo del fondo de la quebrada. Es un lugar hermoso lleno de matorrales y flores silvestres. El agua viene de una cascada y corre por las piedras desde unos
La presencia del animalito en el pozo, hacía que abundara la parición de vacunos en la zona, por lo que era muy codiciado y fueron muchos los que trataron infructuosamente de lacearlo, para tenerlo como amuleto de la suerte en su terruño. Vano intento, se decía que una noche los brujos se lo llevaron al río Santa Ana, camino a Constitución, donde también fue codiciado por los ambiciosos campesinos que querían aumentar su manada de animales gracias a los poderes del toro, por lo que de nuevo los malignos se lo llevaron más lejos. Esta vez el torito reapareció en un fundo de Caliboro por la ruta de los Conquistadores.
Se cuenta que el hacendado triplicó las pariciones de las vacas y se enriqueció con rapidez provocando la envidia de sus vecinos quienes también lucharon por reducir al torito con una laceada para disfrutar de sus poderes. Un día un campesino logró arrancarle un cacho y cuando corrió a cogerlo cegado por el brillo y pensando en el oro del que sería dueño, el cacho se volvió piedra.
A contar de entonces el torito desapareció. Después de algún tiempo un arriero, que venía de
PORTAL DE LAS CONEJAS (PELLUHUE)
Versión de Sra. Evita Vásquez Peñailillo.
Existe un camino transversal que cruza
La tradición oral denomina el Portal al vértice de estas tres esquinas camineras. En ese lugar, según cuentan los lugareños, hay ocasiones en que el caminante pierde la memoria y sufre un traslado físico a otro lugar sin darse cuenta.
LOS FALUCHOS.
Durante los años en que la actividad portuaria chilena tuvo su mayor auge, Constitución y Curanipe tuvieron un papel protagónico en el desenvolvimiento de esta actividad, puesto que contaban con astilleros para la construcción de embarcaciones menores encargadas de transportar la mercadería de los barcos hacia el puerto y viceversa; estas embarcaciones eran los faluchos, los cuales cumplieron un papel fundamental antes de que se estableciera la mecanización de los puertos.
La construcción de estas embarcaciones era hecha de manera artesanal, con madera de roble maulino que los mismos trabajadores de los astilleros sacaban de los cerros. A pesar de ser un trabajo estrictamente manual, este alcanzó un alto grado de especialización mediante el uso de plantillas de cada pieza, permitiendo una reproducción exacta del prototipo.
Los faluchos medían alrededor de
EL ÚLTIMO MARINO DE LOS FALUCHOS DE CURANIPE.
Don Julio Peñailillo Leal
Con sus 88 años Don Julio Peñailillo Leal, oriundo de Pelluhue es el marino sobreviviente de la generación de hombres de mar que a mediados del pasado siglo llevaban Faluchos a los puertos peruanos.
Don Julio tiene muchos recuerdos cómo pescador y marino. Seis fueron los primeros boteros en la caleta San Pedro de Pelluhue: José Eduardo Villaseñor, Rosalino Jara, Julio Jara, Mario Jara, Rubén Recabal, y Don Julio Peñailillo; en débiles embarcaciones pescaban congrios durante las noches y en el día se sumergían en las frías aguas para extraer piures y locos. Cuando juntaban veinte atados de cochayuyo, cargaban las arcas de sus mulas y machos y caminando a su lado se iban por los caminos de la región durmiendo en cualquier parte donde llegaba la noche. Quince días se demoraban en llegar a Talca. Era prácticamente una travesía romántica; pocas veces las arcas volvían llenas con “las faltas” necesarias, porque el dinero obtenido por la venta de algas se disipaba en “otras yerbas”.
En otras oportunidades cuando se aventuraban mar afuera sufrían la violencia de los vientos y la furia del oleaje. Don Julio cuenta, que la mayor tormenta la vivieron en las costas de Cobquecura, donde durante 48 horas resistieron el temporal que los llevó hasta Dichato, muertos de susto, frío y hambre.
Estos primeros boteros nacieron de familias campesinas, que vivían en las Lomas, pero un día bajaron a la orilla del mar, establecieron sus viviendas y para sobrevivir tuvieron que cambiar de oficio y buscar productos en las rocas y en las profundidades del Océano.
Don Julio dice: fuimos cinco familias Segundo Peñailillo, Milton Leal, Teófilo González, Filomena Peñailillo, y la mía.
Finalmente nos narró su viaje al Perú cuando tenía 48 años. En un Falucho construido por el astillero Abraham Orellana. Zarparon desde Curanipe, hicieron un hito en San Antonio para obtener “los desarmes” (documentación) y de allí hasta el puerto de Mollendo en el Perú, demoraron cuatro meses.
Entregaron el Falucho según el convenio comercial y regresaron en el camión hasta Arica desde donde un vapor los trasladó hasta Valparaíso.
Don Julio se queda silencioso y emocionado con la mirada puesta en el Océano, escenario de todos sus recuerdos.
EL POZO DE ORO
(RECOPILACIÓN DE ALEJANDRO MEDEL)
En un pintoresco paraje de los muchos que existen en la parte costera, a tres kilómetros de Pelluhue, entre peñascos y una vegetación, exuberante, brota el agua en musical cascada para ir a caer luego a un pozo de encantador aspecto que se le conoce con el nombre de “Pozo de Oro”.
Hermosas flores crecen a su alrededor, mientras que por todo su contorno hay espesos bosques a tal punto que ni los senderos se distinguen con exactitud.
Cuenta la leyenda que una bella y graciosa niña de blondos cabellos logró llegar hasta el lugar del pozo en busca de una de las tantas flores. Como ésta era maravillosa la adormeció con su aroma y cubriéndola con sus pétalos la hundió en el agua convirtiéndola en una “sirena”.
Cuando los rayos del sol logran filtrarse por la espesura de las ramas de la siempre abundante vegetación, parece la niña-sirena peinando tranquilamente sus hermosos cabellos que caen por sus desnudos hombros, mientras la totalidad de su figura se refleja en las cristalinas aguas.
Muchos han intentado ver a la niña y coger la flor de la quimera que ella posee. Mas, aquellos que logran extasiarse con esta fantástica visión, jamás pueden llegar a relatarla, porque el pozo, severo guardián de la “sirena” y sus tesoros, atrae irremediablemente a los que logran su propósito, haciéndoles perecer ahogados.
…A lo largo de los años –y especialmente en la época veraniega- muchos son los que han sido víctimas del celo del Pozo de Oro que hasta el presente continúa con su encanto…
Esta leyenda del Pozo de Oro inspiró a un compositor nacional para crear un ballet que tuvo destacada distinción en un concurso de carácter nacional. Así lo señala al menos la fenecida “Guía Turística de Ferrocarriles del Estado”, correspondiente a la edición del año 1956.
Carlos Isamitt Alarcón
PREMIO NACIONAL DE ARTE 1965
Pintor, Músico, pedagogo e investigador que recogió la leyenda "El Pozo de Oro" en Pelluhue alrededor del año 1930 sobre la que posteriormente realizo Ballet en tres partes del mismo nombre, que fue premiado en el concurso musical en conmemoración de la fundación de santiago en 1942.
Imagen: Letra Original "El Pozo de Oro"
(Recopilación, Carlos Isamitt A.)
click en la imagen para ampliarla
El preludio y la danza final fueron ejecutados en Teatro Municipal de Santiago y dirigió la orquesta sinfónica el Señor Armando Carvajal.
El preludio, la primera parte (el toro y la princesa) y la danza final fueron reestrenados en 28 de octubre de 1949 en el Teatro Municipal de Santiago por
Fuente: Dionis Isamitt D. (Hijo)
Carlos Isamitt
COMPOSITOR, profesor e investigador musical, especializado en el estudio de la música araucana. Pintor de distinguida personalidad. Nació en Rengo, el 13 de marzo de 1887. Sus estudios humanísticos y musicales los llevó a cabo en Santiago. Cursó la carrera de profesor para escuelas normales, recibiendo su título como tal en
Ha ejercido cargos de profesor en varios liceos de Santiago y de profesor de Pedagogía y Metodología de
Hasta
Representó a Chile en el Congreso y Exposición Internacional de Arte Decorativo, que se celebró en París en 1925.
Como investigador y estudioso de la música de los aborígenes de Chile, Carlos Isamitt ha desarrollado una amplia labor, en gran parte publicada en las revistas "Rulos", "Marsyas", "Revista de Arte", "Revista Musical Chilena" y "Boletín de
Obras
Para la escena: "El Pozo de Oro", ballet sobre una leyenda popular chilena. Libreto del compositor.
Para orquesta: Poema sinfónico. Suite. "Seis motivos poéticos", Suite. Suite del ballet "El Pozo de Oro". "Mito Araucano".
Para voces solistas y orquesta: Canciones Errantes. Friso Araucano. Para soprano y barítono solistas, y gran orquesta.
Para coros: Ascender, para voces mixtas. Luz de la tierra, para voces mixtas. U1 pichichen, canción araucana para coro de voces infantiles.
Para conjuntos de cámara: Suite para cuarteto de cuerdas. Cuarteto para cuerdas. Cantos de Paz, para voz solista y cuarteto de cuerdas. Del Folklore Araucano, tres canciones para voz, violín y piano. Lonko pürün (Danza del jefe), canción araucana para barítono, clarinete, fagot, violín, violoncello y timbal o kultrum.
Para violín y piano: Sonata, Tres Pastorales. Lento. Tríptico Lírico. Amul püllün, sobre un tema araucano. Scherzo, para dos violines y piano.
Para piano: Escenas Infantiles. Trozos para niños. Piezas Infantiles. Tres Estudios. Motivos del Camino. Sanguinas. Suite. Suite coreográfica. Chilenadas. Sonatina, para piano a cuatro manos. Travesuras, piezas para niños, para dos pianos, Tres Arabescos.
Para canto y piano: Ave María. Quietud. Le jour triste. L'amour est venu. Palidez de azul. Cinco Canciones Errantes. Dos cantos quechuas. Trece cantos del folklore araucano. Once tonadas del folklore criollo. Cuatro cantos de Paz.
"EL POZO DE ORO"
Ballet sobre una leyenda del folklore criollo.
Libreto del Compositor.
DE ESTE ballet se han ejecutado
El argumento del ballet relata el encantamiento que sufre una bella princesa, cautiva en el fondo de un pozo, que vigila un toro de cuernos dorados. El pozo está situado en una apartada región, entre riscos, donde nunca puso la planta el ser humano.
La princesa ha de sufrir su maleficio hasta que llegue al borde de su cárcel un héroe de corazón puro y alegre ánimo, capaz de vencer las tres siguientes pruebas: beber tres sorbos del agua del pozo, escuchar las Voces de
Una tarde, a la puesta del sol, llega por el fondo de la áspera quebrada un hombre, solo y fatigado. Se sienta en una de las peñas y mira en derredor, pensativo, para escuchar lo que se oye en el silencio. Acerca después sus labios al agua clara del pozo y bebe tres largos sorbos. Un bienestar inexplicable sucede de inmediato a su fatiga; una música que le nace del fondo del alma brota de sus labios. Al conjuro de la canción, desde el fondo del pozo hasta la superficie crece una onda de agua, que poco a poco se va ensanchando. De su centro surge la princesa. "¿Era tuya la voz?" pregunta al hombre, que la mira sorprendido, sin acertar a responderle. Después, se acerca a ella, impulsado por misteriosa atracción, se mira en sus ojos y la toma de la mano para decir: "Te amo, porque tu alma vivió siempre en soledad".
Cae la noche y el hombre toma en sus brazos a la princesa para subir el sendero de la montaña. A lo lejos, los bramidos del toro se unen al gemir del viento sobre las peñas, mientras el hombre y la princesa cantan su felicidad reconquistada.
Carlos Isamitt ha sabido servirse de cuantas sugerencias encierra la leyenda popular, para hacer de "El Pozo de Oro" una partitura de delicados matices, donde predominan los de ensoñación y ternura, sobre leves alusiones a ritmos y giros del folklore, no tomados sino como referencias, recreadas por el compositor de acuerdo con las necesidades de su música.
Fuente: http://mazinger.sisib.uchile.cl/repositorio/lb/uchile/salasv01/compositores/18.html
Biblioteca Digital de
En las tardes tristes y tormentosas de Pelluhue, los pescadores recuerdan esta leyenda. Vivía allí Curi-Caven (Espino Negro), indio pescador, casado con una indiecita que era una monada por lo bella y hacendosa. La felicidad que siempre los acompañó fue mucho mayor cuando nació una hija que llamaron Rayen-Caven (Flor de Espino).
Lamentablemente esta dicha se vio perturbada con la muerte de la madre, quedando la pequeña y hermosa niña, triste y desamparada, pues su padre, igual como lo hacen los pescadores en la actualidad, tenía que ausentarse por largas jornadas en busca del sustento.
Pasaron los años y Rayen-Caven estaba a punto de desesperarse por su triste existencia cuando apareció Layquén-Ghuelmen (Jefe del Mar), especie de genio marino, quien se propuso y prometió criar a la niña hasta que cumpliese los 20 años, oportunidad en la cual la pediría para casarse.
Como recién la niña no estaba en la etapa de la adolescencia, Curi-Caven aceptó la proposición del Genio del Mar. La indiecita siguió creciendo sin mayores inconvenientes, en tanto que su padre podía practicar con mayor tranquilidad su actividad de pescador…
Pero como no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, la niña se transformó en una mujer hermosa y atrayente a tal punto que se convirtió en la atracción de la aldea.
Muchos fueron los pretendientes que intentaron conquistar su corazón. Entre ellos, un joven indio llamado Necul-Naiqui (Gato Veloz) el que se prendó de ella y al ser correspondido se propuso en poco tiempo hacerla su esposa.
Ante este romance pletórico de amor recíproco, el padre de Rayen-Caven no pudo darle el consentimiento, pues el compromiso secreto que había contraído con Layquén-Ghuelmen se lo impedía. En su interior cifraba sin embargo la esperanza que éste se olvidase de su antigua petición y pudiera así su hija tomar por marido al que verdaderamente amaba y que de seguro la haría feliz.
Layquén-Ghuelmen en cambio había contabilizado con la mayor precisión el transcurso de los años, los meses y los días porque una semana antes de cumplirse el plazo, hizo su aparición recordando a Curi-Caven el pacto existente y su total cumplimiento.
El pobre y atormentado pescador creyó morir de pena cuando llamó a su ilusionada hija y a su novio para explicarles la causa que hacía imposible el que llegaran a convertirse en marido y mujer.
Rayen-Caven, destrozada en su interior ante tal relato de su padre, como buena hija, inclinó levemente su cabeza en señal de resignación. Necul-Naiqui en cambio, no se conformó ni aceptó tan violento como cruel anuncio; con resolución, propia de los enamorados, juró defender la pertenencia de su amada hasta las últimas consecuencias y desde ese instante no aceptó un segundo separarse de su lado. Si llegaba Layquén-Ghuelmen, allí estaría él para enfrentarlo.
Al sexto día, cuando Curi-Caven salió como de costumbre a pescar, su hija y su novio con las manos entrelazadas se quedaron silenciosos y meditabundos en el interior de la choza esperando la aparición de Layqué-Ghuelmen…
Nunca se supo si Necul-Ñaiqui se enfrentó con su poderoso rival, porque cuando estaba al acecho de él, se desencadenó un ventarrón inexplicable… Nubes de arena formaron verdaderos cerros a tal punto que empezaron a cubrir la aldea. Por espacio de varias horas rugió la violencia de la tormenta que sorprendió como nunca antes a Curi-Caven y los demás pescadores que se encontraban en plena faena.
Cuando consiguió eludir el peligro de las gigantescas olas y recaló en la playa rápidamente se encaminó al lugar de su choza… Nada de ella encontró; solamente montones y montones de arena que habían sepultado a la pareja de enamorados, víctimas así de la ira del soberbio Layquén-Ghuelmen.
Versión de
Hace años, la gente que vivía en los cerros o cercanas a las playas al sur de la comuna de Pelluhue para comprar sus faltas o hacer un trámite en el pueblo tenía que viajar en carreta, a caballo o simplemente caminar y muchas veces atravesar los ríos.
Las casitas estaban diseminadas, distantes a kilómetros una de otra. Los vecinos se comunicaban durante las novenas, los bautizos, velorios, casamientos o en los mingacos de las faenas agrícolas.
En una de estas oportunidades se conocieron y enamoraron dos jóvenes de la comarca. El era de Canelillo y ella de Cardonal. Cuando decidieron casarse, la madre de la novia; que era una muchacha hermosa, rubia de ojos azules se opuso tenazmente a este enlace. Como la hija insistiera recibió la maldición de su progenitora. El día que subió en el caballo que le ofreció su novio para ir al Registro Civil;
-“Con tu porfía te irás pero te juro, que jamás volverás”
La pareja contrajo matrimonio en Curanipe. Luego de la ceremonia, junto a los acompañantes celebraron con una paila marina y unas cuantas botellas de vino en un Restaurante. Muy contentos y cuando ya atardecía, los novios y la comitiva al lento paso de sus caballos y tomando los senderos cercanos a la playa iniciaron su regreso. El sol ya se escondía en el océano cuando llegaron a orillas del río Chovellén. La boca estaba cerrada, había aumentado el caudal y debían buscar un vaho donde fuera más fácil atravesar. Cuando las cabalgaduras alcanzaban la otra orilla y miran hacia atrás buscando los novios, ven con sorpresa que se hundían en las profundidades del río frente a la roca del Perpilén.
Se había cumplido la maldición. Desde entonces dicen, que en los veranos, a la hora del crepúsculo la hermosa novia reaparece, sentada en esta roca, espera que las sombras cubran totalmente el paisaje y envuelta en un fugaz resplandor se pierde en las aguas.
LOS GIGANTES ALOES (PELLUHUE)
Versión de Evita Vásquez Peñailillo.
En sendos caballos montaban Don Javier Castro y su inseparable amigo de toda una vida don Blas. Acostumbraban cabalgar desde Pelluhue por antiguo camino hasta el Hundido mientras comentaban los últimos acontecimientos de la vida del pueblo y también sus íntimos secretillos. La tarde era apacible, el río El Manzano confundía su rumor con el quejido del viento entre la espesura del bosque cuando ellos atravesaban el primer puente. Los amigos no tenían prisa y el paseo era muy agradable. Pronto aparecieron las primeras estrellas cuando ellos llegaban al segundo puente en un brazo del mismo río.
Callaron un instante, sin duda otro jinete les seguía, pero las pisadas eran estridentes. Al volver la vista ambos sintieron terror y sin mediar diálogo empezaron a rezar. Detrás de ellos un caballo gigante y un jinete igualmente enorme, tan grande que luego los pasaron sobre sus cabezas. Ya delante de ellos ambas figuras empezaron a achicarse. En un instante el malulo sacó algo de su bolsillo un manojo de semillas y lo esparció al lado del camino, luego desaparecieron.
Sin duda, este diablillo plantó esa noche los gigantes áloes que allí crecen sin que nadie ha logrado cortarlos nunca. Cuenta la leyenda que los dos amigos nunca más tomaron esa ruta.
LOS BRUJOS DE CHOVELLÉN Y OTROS TEMAS AFINES (RECOPILACIÓN DE ALEJANDRO MEDEL)
No es tarea fácil reunir en apretada síntesis la infinidad de versiones orales que existen sobre los famosos brujos de Chovellén que nada tienen que envidiarle a los de Salamanca, de Talagante o Vichuquén.
Además de dialogar personalmente con muchos de los antiguos “oriundos” de Chovellén y sus alrededores, nos entrevistamos también con cuanto profesor alguna vez trabajó en esos lares. De todos los entrevistados y consultados, recibimos informaciones y explicaciones muy significativas sobre los brujos del pasado y también del presente.
Lamentablemente –y no es por temor a recibir la carga de algún maleficio sino porque hay muchos descendientes directos de aquellos connotados brujos del ayer que para no herir susceptibilidades, hemos estimado que mejor es dejar en suspenso las individualizaciones e identidades.
Lo que sí no podemos dejar de estampar es que la “autoridad” que nos impuso la leyenda –categóricamente lo señalamos- tiene a más de un antepasado que alguna vez dirigió el lote de los integrantes de la comunidad que sagradamente, todos los martes, a las doce en punto de la noche, con sus cuerpos descabezados aparentando profundo sueño en sus lechos, convertidos en “tue-tue”, salían y lo siguen haciendo, en ordenadas caravanas, a recorrer los nocturnos territorios de prácticamente todas las localidades de la antigua provincia de Maule, ya sea para cumplir encargos, a veces malignos; para reunirse o intercambiar experiencias con sus otros colegas, o para sacar y curar males hechos por la competencia.
El origen de los brujos de Chovellén, parte con el casamiento, desdichado y lamentable de un modesto hombre del lugar que algunos afirman era de apellido Leal, otros que era Hernández y no faltan los que lo identifican como Vega.
Ganaba su existencia éste con la actividad hortícola. Las más lindas lechugas y otras muchas verduras eran cultivadas en su admirada hortaliza. Solamente desentonaban las escuálidas y siempre pequeñas cebollas que precisamente por el interés de obtener buenas semillas, estableció contacto con esa señora de Loando que vivía en las cercanías de una inmensa roca, llamada justamente hasta hoy como “Piedra de
De tantas visitas en pos de las semillas de las más grandes cebollas que nunca se había visto en la zona, la amistad lo llevó al matrimonio, sin sospechar siquiera que era bruja la dama aquella.
De ese enlace, derivan todos los que han sido y son brujos de Chovellén y los que se esparcieron por otras comarcas y caseríos, ya en las cercanías de la parentela paterna, incluso hasta Tregualemu, o de la materna, ahí en Pahuíl, Loando y Reloca.
Conste y quede más claro que el agua que los primitivos brujos de Chovellén no fueron única y exclusivamente “malos”, con dedicación constante a hacer “males”, sino que en gran proporción, fueron expertos y connotados “meicos” y “curanderos” que una y mil veces sanaron y salvaron de la muerte a muchos desahuciados o “descargaron” de espíritus malignos a modestas viviendas campesinas a través de sahumerios y mixturas de hierbas que solamente ellos conocían en cuanto a sus efectos y bondades curativas.
Hasta pocos años atrás, era famosa, admirada, respetada y temida una de las últimas brujas que públicamente se sabía de tener esta condición. Pero ¡cuidado! Hay muchos otros y otras que mantienen en el más hermético de los secretos esta cualidad brujeril que con sigilo siguen practicando en la actualidad.
A los incrédulos, atrévanse a arengar o a molestar a los siempre vigentes pájaros chonchones que con su tue-tue característico rompe el silencio de las noches invernales y también, veraniegas.
LOS CONTRA BRUJOS (RECOPILACIÓN DE ALEJANDRO MEDEL)
Para contrarrestar los efectos de los brujos, existen muchas recetas, “contra”, que van desde exclusivas ceremonias u oraciones hasta otros infalibles rituales y elementos que no requieren de mucha diligencia ni intensa búsqueda para detectar en la zona, no solamente en el sector rural sino que también en casas de cultas familias urbanas que con disimulo, claro, han instalado o mantienen elementos anti - brujos. He aquí algunos:
Mi abuela, nos confidenció una profesora, cuando escuchábamos el tue-tué, nos decía: “No se preocupen que el “potro” lo ataja”.
Son tantos y tantos los “contra” para anular la acción de los brujos que se podrían completar varias páginas de estas recopilaciones.
Después de todo y como epílogo, afirmemos que personalmente no creemos en los brujos, pero por si acaso: “Martes hoy, martes mañana, martes toda la semana”.
¿Usted tampoco cree en los brujos, caray? Cuidado, porque de haberlos, claro que los hay.
Como recomendación final, sobre todo si visita las hermosas playas y parajes del litoral de Cauquenes, le recomendamos que siempre su ropa interior la lleve puesta al revés, para que en este tema de los brujos “no le entren balas”. Aunque le hacemos la reiterada salvedad, que “nuestros brujos” son de los buenos y no de los otros.
Confianza, mucha confianza entonces, cuando visite Loando, Chanco, Pelluhue o Curanipe: No le van a hacer ni chus ni mus. Al contrario, le van a dar protección durante los 12 meses del año.
Si viene una vez, vuelva cuantas veces pueda pues, a visitar estos atrayentes rincones provinciales… Para actualizar la amistad y los “poderes” de los brujos de Chovellén… amigos y no enemigos.
FIESTAS RELIGIOSAS
CELEBRACIÓN DE SAN PEDRO EN PELLUHUE 29 DE JUNIO
Es una de las principales festividades religiosas de la comuna de Pelluhue, realizada desde hace muchos años y en la cual participan pescadores y sus familiares, quienes con gran devoción veneran la imagen del santo para obtener buena pesca y evitar accidentes y desgracias en el mar. El pueblo cree que ese día hay entrada libre al cielo porque el santo ha festejado en exceso. San Pedro, junto a San Juan son conocidos como los "santos llorones" porque para sus días generalmente hay lluvia.
La santa misa se celebra en el gimnasio. El santo tiene su bote propio y su “anda” hecha de redes, flores y peces de cartulina. El altar es decorado con flores, salvavidas, remos y redes con peces. Las ofrendas son pan, vino, una canasta solidaria y una fuente de pescados y mariscos.
Al término de la misa, los pescadores tiran los botes al mar. Durante la tarde, hacen competencias deportivas y cenan juntos para reafirmar el carácter comunitario de oficio y por supuesto lo hacen con un rico cocimiento de mariscos y pescados y unos cuantos traguitos de vino blanco.
FIESTA RELIGIOSA LA CANDELARIA (EL MARISCADERO)
El 3 de Febrero en la noche se replica la fiesta de
Durante la época estival miles de veraneante acuden a esta hermosa playa donde desemboca el Río El Manzano. La población permanente y la flotante vibra con esta festividad y también los de las localidades más próximas. Desde muy temprano en todos los hogares cada persona confecciona un lindo farol. Los adultos engalanan con luces multicolores el frontis de la casa y algunos decoran un altar o u portal como homenaje a
3 DE MAYO – PELLUHUE
Patricia Chavarría Zemelman Investigadora de Folclore
La celebración de la fiesta de
El tiempo parecía que no había transcurrido y, que esos 30 años sin
El FINAO.
En esta aldea; tal como acontece en otros villorrios, o en un barrio provinciano, si fallece alguien que todos conocieron, tal vez desde su nacimiento; la noticia corre como reguero entre los habitantes del sector. Hay duelo por 48 horas y en ningún hogar se debe tocar música. El familiar más joven y entendido contrata una funeraria. La casa se vuelve un caos. Se desocupa la pieza donde se velará al finao y todos los enseres se tiran en cualquier lugar. Hay que pedir sillas prestadas y además vajilla, comprar velas, ropa negra, bebida y trago, sacrificar aves, a veces un cerdo o una vaquilla. Total el finaíto dejó plata en el banco para el momento de sus funerales y hasta compró un nicho en el cementerio de Curanipe. Los vecinos dan el pésame: “Dios se lo quiso llevar. Dios sabe lo que hace. Dios lo tenga en su Santo Reino. Era tan bueno!” Conocidos y familiares repletan las habitaciones. Cada cual ha llevado flores de la estación, en coronas hechas con palmeras, en cojines de ciprés enredados con cáñamo, o dispuestas en tarros salmoneros dentro de canastillos de mimbre o en lozas o artesanías de greda donde las flores se ensartan en duras esponjas o corchetadas en una plumavit. Sobre el ataúd floreros y un platillo donde se colocan las tarjetas de caridad dedicadas a la familia y en memoria del muerto, con dinero que favorece a alguna institución de beneficencia y otro con cigarrillos para los visitantes. Se contrata una rezadora con experticia quien hará un nudo en un cordón de hilo pabilo después de cada rosario. En la pieza donde está el féretro las mujeres repiten las oraciones. Afuera en un viejo corredor junto al fuego si es invierno, forman ruedo los hombres demostrando mayor fortaleza.
Durante el velorio se sirven comidas y bebidas calientes a los concurrentes especialmente grandes presas asadas o en cazuela que llaman “tumbos” Avanzada la noche, se ofrece, café con malicia, es decir, rociado con aguardiente y cuando llega la amanecida se entretienen contando chistes, historias, dichos, adivinanzas. Nadie duerme, excepto los niños en improvisados dormitorios.
Dos días y dos noches dura el velatorio. La última noche se atiende mejor, es más abundante la comida. El tercer día, van en masa a enterrarlo, clavando una cruz de madera en algún árbol cada vez que se detienen a descansar. Después viene el Novenario, motivo por el cual los deudos y amigos se reúnen en la casa del difunto, por nueve noches para orar, dirigidos por una rezadora. Estas son remuneradas con comida y bebidas. El último día, llamado remate de rezo, se reparte a los asistentes al Novenario, carne y café.
En la fecha del aniversario se rezan nueve rosarios seguidos en una noche. Concluidos los rosarios, es costumbre una cena, entregándoseles a cada rezador una ración de pan y carne para que lleven a sus casas.
Paradojalmente la muerte ha servido para sentir la alegría de no estar solo frente a la desgracia, a la vida y comprobar que todavía hay solidaridad en la patria chica donde transcurre lo cotidiano.
EL ANGELITO
Es antigua tradición campesina, que cuando muere un niño de corta edad el velorio sea una fiesta con abundante música, comida y bebida, presidida por el difunto vestido de angelito. Una tradición que, salvo excepciones, se mantiene sólo en lugares aislados, expresa la señora Mercedes Jara de Villaseñor, habitante de Curanipe, quien narra cómo se hace este ritual.
En el caso de la muerte de un niño de corta edad, no hay nada que llorar, nada que lamentar. Hay una prohibición de llorar. Sólo la madre tiene permiso. Se dice que si tú lloras al angelito, con tu llanto le mojas las alas, y por lo tanto no puede volar y subir al cielo.
Es un rito de paso que tiene su origen en España pero que se fue chilenizando. Una creencia que se objetiva en un ritual. Se inserta en el marco de la creencia cristiana sobre la supervivencia del alma. La muerte tiene dos desenlaces posibles: el premio o el castigo, el cielo o el infierno, con una fase intermedia que es el purgatorio. Con la muerte no termina todo, sino que hay un cambio, que puede ser para mejor o para peor.
Es una muerte con signo positivo, porque el niño no ha pecado, no tiene culpa, por lo tanto no puede ir al infierno ni al purgatorio, se va derecho al cielo, a la felicidad eterna.
La muerte lo libera para siempre del calvario de la vida. Por lo tanto hay motivo para celebrar por su muerte, ya que es miembro de la familia y de la comunidad ha logrado lo que nadie tiene seguro, el cielo, pero, además, es un intercesor, que estando en el cielo va a velar por su familia y su comunidad. Por eso se le canta, se le baila, se le festeja. Se le viste con todo el atuendo de un ángel, de blanco, se le ponen alitas, se le pintan los labios y las mejillas con carmín para que parezca vivo, los ojos se le abren con palitos de fósforos y se lo sienta en un tronito, desde el cual, él, preside la fiesta. Hay cantores y cantoras. En algunos casos hay bailes. Desde la cuarta a la séptima región hay mucho canto a lo divino. De la séptima al sur hay más tonadas. Pero el sentido es el mismo. Es la última despedida, toda la persona que ha tenido un vínculo con el muerto, se siente naturalmente obligada a estar ahí compartiendo con él, a quedarse toda la noche con él, por lo tanto la familia tiene que atenderlo bien, para que el alma del angelito se sienta bien acogiendo a la gente que viene a despedirlo. Se toma y se come abundantemente.
En estos casos se le pide al angelito que se acuerde de sus padres, de sus parientes, incluso de su patria y de la madre tierra, y los proteja desde el cielo. Algunos hablan desde la comunidad, en otros casos el poeta toma la voz del angelito, expresa el sentimiento del angelito que se va, y las cosas que recuerda. El angelito se transforma en un representante de la comunidad en el cielo.